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viernes, 30 de septiembre de 2011

V.Gonzáles de OPINION ante los acontecimiento que han generado "una caída vertiginosa" al punto que las masas gritan "Evo a su casa, a su casa" cansadas de la ignominia

Nadie jamás imaginó en el país que la marcha de los pueblos indígenas en defensa del TIPNIS serviría como una especie de cordón detonante para dar inicio a una especie de deflagración de una poderosa bomba social en la que se ha convertido la situación social y política por la que atraviesa Bolivia, que de modo contradictorio a los ingresos millonarios que percibe el Tesoro General de la Nación en los últimos seis años por la explotación básicamente tanto del gas, como del petróleo, y a los que se suma la elevada cotización que registran los diversas minerales que explota y comercializa nuestro país como tal, resulta que el panorama de desempleo, de migración permanente de nuestros compatriotas en busca de su subsistencia en tierras lejanas no ha cambiado. Sigue siendo el mismo, si a esto le añadimos el ambiente generalizado de inseguridad jurídica que se vive a lo largo y ancho del país, la completa subordinación del Órgano Judicial, la instrumentalización del Ministerio Público, la instauración progresiva de un régimen policíaco, el desconocimiento y atropello sistemático a derechos y garantías constitucionales respecto de quienes se atreven a disentir y a cuestionar el accionar gubernamental, sumados todos estos aspectos a las terribles muestras de ineficiencia, ineficacia gubernamental, que se traducen en ausencia de gestión pública o dicho de mejor manera en incapacidad para manejar el Estado, es decir, en incapacidad para gobernar, y que por si todo esto fuera poco se suma a este cuadro desde ya dramático el comportamiento gubernamental altamente soberbio en sus principales y más altos colaboradores, que pareciera que día a día se empeñaran en disputar quien ocupa el primer lugar en ser más soberbio.

Todo este preocupante cuadro social y político brevemente descrito ha, prácticamente, comenzado a explosionar en el país a raíz de la negativa del propio presidente Evo Morales Ayma para sentarse a dialogar en forma directa con los indígenas respecto del proyecto carretero Villa Tunari–San Ignacio de Moxos, se ha mostrado indiferente e indolente durante estos casi cuarenta y cinco días de marcha indígena hasta el punto de llegar a la represión violenta de la referida marcha indígena y que ha tenido lugar el pasado domingo 25 de septiembre, con los resultados que ya todos conocemos. Atropello violento a mujeres y niños, golpizas inmisericordes a los marchistas, persecución y posterior desalojo violento del lugar donde se encontraban aprovechando que los indígenas descansaban y realizaban tareas propias a un día domingo. Estos hechos que comentamos han generado, sin lugar a duda alguna, una caída vertiginosa del Gobierno no sólo en términos de imagen, sino en términos de respaldo popular, a tal punto que hoy las masas bolivianas en las calles comienzan a exigir la renuncia de Evo Morales y su gobierno. 

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