Fue un profesional sin recreos, convencido de que Bolivia sí tenía futuro, dueño de una lógica persuasiva con sus causas cobijadas en el bien común. Como Jefe de Redacción y Director buscaba equilibrios sin desviarse de su misión de informador, su vida profesional fue un camino empeñoso y sin claudicaciones. Jaime Humérez Seleme emprendió su ruta final el 21 de octubre.
Los años de Jaime en el ejercicio profesional periodístico se insertan en la lucha de Presencia por salir adelante y por consolidar el liderazgo que alcanzó con las armas más nobles de la comunicación social: noticias, muchas de ellas exclusivas, redacción de calidad y respeto a las normas éticas.
Entre las últimas empresas en las que se embarcó estuvo la redacción del Código de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP). Debía haber sido uno solo, que englobara a todas las instituciones periodísticas, pero hubo sectores que quisieron escribir ellos mismos sus propias normas y elaboraron estatutos separados. Jaime Humérez y Willman Durán, también fallecido, se esmeraron en elaborar un documento digno de profesionales, que sirviese de antorcha ética para los periodistas. Creo que la meta fue lograda, aunque pocos recuerdan la contribución de esas dos personas en la elaboración de un conjunto de normas que buscaban hacer la tarea periodística éticamente más confiable. Tal vez no sean muchos los que sepan, pero Jaime y Willman quemaron las pestañas en la concepción y redacción de las normas éticas del que guían a los profesionales de las empresas bajo el alero de la ANP. Junto a Alberto Zuazo Nathes fui parte del Tribunal de Ética Periodística gestado por la ANP, el primero de esa institución.
Muchos años antes, Jaime fue un puntal del sindicalismo entre los periodistas, cuando alcanzó la dirección del Sindicato de Trabajadores de Prensa de La Paz y luego la Federación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia. Desde allí libró batallas siempre actuales para proteger la libertad de prensa, a los periodistas y a los medios impresos acosados por tentaciones totalitarias. Cochabambino egresado de la facultad de Derecho, nunca ejerció la profesión, consecuencia de su inconformidad con una justicia mezquina y con frecuencia tramposa. Jaime Humérez desarrolló un camino profesional largo y señero, como pivote esencial de Presencia en los años en que el periódico pasó de semanario a diario, en 1958. Sus primeras páginas, que él mismo diagramaba con un inflatable lápiz Faber bicolor rojo-azul, obedecieron a una concepción noticiosa atractiva para el público. Esas páginas, cuando la extension de un artículo se medía en centímetros y no en caracteres, fueron muchas veces resultado de las jornadas nocturnas aliviadas con el sabor de un café tinto remachado por un Singani San Pedro.
Desde la jefatura de Redacción, Humérez coordinó y él mismo ayudó en el armado del diario de Che Guevara que el periódico decidió publicar de un envión y dejar en su rastro la hazaña de un tiraje de 134.000 ejemplares, todavía récord quizá imbatible del periodismo escrito boliviano. Con esa primicia, un verdadero ¨scoop¨, Presencia se anotó un poroto histórico que no dejó sobra para ningún otro diario, ni para los más fervientes medios del castrismo de aquella época. Lo que ellos habrían querido hacer, Presencia lo hizo, gracias a una combinación fortuita de episodios que hicieron que uno de los primeros ejemplares de la edición parisina llegara a la redacción. Esa madrugada fuimos varios los que nos hincamos sobre del pavimento de Editorial Lux para armar los cientos de páginas del documento. A esa incomodidad pueden ser atribuidos unos pocos errores de compaginación de esa edición.
A ratos veíamos a Jaime como un ¨toro¨. Incansable, a veces amanecía a la espera de las últimas noticias. Llegaba el alba con la satisfacción de haber cumplido la tarea, y aún con tiempo para ir el estadio Hernando Siles, donde las caseras escuchaban tertulias sobre la jornada que acompañaban a docenas de anticuchos consumidos por esos voraces comensales de las madrugadas.
Dotado de una paciencia excepcional, Jaime buscaba aclaraciones del redactor, corregía e indicaba cómo escribir mejor una noticia. Su letra menuda pero clara no representaba un gran esfuerzo para los linotipistas pues era muy legible. Imponía su autoridad con una fuerza profesional que a nadie incomodaba. Jaime enseñó el camino para una buena redacción y entrenó en el buen olfato periodístico a muchos de las siguientes generaciones. Tuvo a su cargo los diarios Hoy y Meridiano, en La Paz. Los cambios politicos, a menudo intempestivos, que ocurrían en Bolivia, lo llevaron a apartarse de Presencia. Fuera del periódico, incursionó en la internet con un blog: Bolivioscopio. Algunas de sus notas aún perduran en la red.
Su pasión por entender y construir Bolivia desde una óptica del Bien Común lo colocó entre los dirigentes del Partido Social Cristiano, antes de que se convirtiera en PDC. Inconforme con esa conversión, refundó, junto a otras personas, el PSC original, pero el esfuerzo se diluyó en los períodos autoritarios que vivió el país.
La partida de Jaime cierra un capítulo del periodismo boliviano del que fue uno de sus grandes gestores. Fue parte destacada de una ¨belle époque¨ del perenne quehacer por forjar una sociedad mejor informada. Le sobreviven su esposa Nelly y sus hijas Carole, Heidi, Marienka, Cecilia, Julieta, Karina y Claudia.
El autor es periodista
(*) http://haroldolmos.wordpress.com
con un contenido similar ampliado a los sucesos de la TV, sus protagonistas y autores.en homenaje a los fundadores de la Federación de Trabajadores en Radio y TV, especialmente al malogrado compañero Hugo Sánchez Careaga y al primer Directorio elegido en el Congreso de 1963 (La Paz, Bolivia) Victor Aguilar Dorado, Mario Castro, Jerjes Justiniano, Alfonso Rojas, Gladys Ferrufino, Antonio Torrico, y a todos los fundadores de la Federación de Trabajadores de Radio y TV de Bolivia
Vistas de página en total
domingo, 29 de octubre de 2017
no obstante haber rendido oportuno homenaje al amigo y colega Jaime Humérez, con los versos de su hermana Norah Humérez, nos parece excelente, de fino sentimiento y amistad fraterna, el que Harold Olmos escriba sobre Jaime quién fuera su Jefe de Redacción y Director en el Diario Presencia. gracias Harold por reponer las virtudes de un gran periodista que nos dejó hace pocos dias. un abrazo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario