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jueves, 12 de enero de 2012

periodista singular de formación cristiana y humanista Alfonso Prudencio ha sabido mantener el humor y la calidad en más de 50 años de vida profesional


 

 

Dimensión humana de Paulovich

Mauricio Aira

Será difícil olvidar la Columna de Perfil de Alfonso Prudencio que se ha publicado durante más de medio siglo. Sus personajes típicos, únicos que le dieron vida a los textos y a los que nos tuvo acostumbrados, así como los escenarios tanto en La Paz, Cochabamba, El Alto en cada uno con sus propios protagonistas. Lo recordaremos para siempre jamás por el valor que tuvo de decir las cosas más serias, más duras aunque en un lenguaje humorístico que nunca llegó a la ofensa, pero sí invitó a la reflexión, al arrepentimiento, a la enmienda. Qué gobernante de presidentes para abajo, no se honró de tenerlo a la mesa y de gustar de sus bromas, siempre cargadas de humor y de la alegría cristiana que respiró a cada instante.

Acude a la memoria nuestro primer encuentro en la casa de Acción Católica, la vieja Nunciatura de Sopocachi en cuyo sótano funcionaba Presencia, entonces modesto semanario, al que Paulo se incorporó no bien llegado de España, recién casado que tenía por vivienda dicha “mansión” en que fuimos hospedados los “jecistas” líderes de la Juventud Estudiantil Católica de todo el país y donde compartimos con Paulo y Pilar “el pan nuestro de cada día”, que con solicitud fraternal servían a nuestra mesa. Paulo apenas empezaba a ser conocido, lo fue más al convertirse Presencia en diario de la mañana y con el andar del tiempo en uno de los más importantes del país comandado por el inolvidables Huáscar Cajías, maestro de honestidad y valentía para llamar a las cosas por su nombre.

Además de escribir su columna Paulo era el principal animador del diario católico, por temporadas compartió la jefatura de redacción con Jaime Humérez, Carlos Andrade, Alberto Bailey, Juan Quiroz, incursionó en política junto a Remo D`Natale, Benjamín Miguel, Luis Ossio y fue elegido diputado, y diplomático aunque por cortos períodos, donde sí permaneció más tiempo en los Cursillos de Cristiandad primero como “rollista” y luego como “rector”.

Ocurrió en Mallorca por los años de la postguerra que los cursillos surgieron como un vigoroso movimiento espiritual dentro del catolicismo. El obispo Bonnín quedó impresionado de los resultados de la práctica y los promovió en persona cobrando notoriedad en poco tiempo, nada extraño entonces que la pareja Prudencio resultada incorporada a los cursillos que poco tiempo después eran transplantados a Bolivia para cristianizar los ambientes, reclutando primero a la dirigencia católica militante, luego a profesionales, políticos, policías y militares confiriéndole sin temor a equivocarme un “aggiornamento” fresco a la espiritualidad boliviana. Armando Gutiérrez apoyó tanto el emprendimiento de Presencia, como de los Cursillos de Cristiandad, pronto teníamos inspirados “rollistas” conferencista como Cabrerizo, Rojas Tardío, Bracamonte, Bustamante, Gregoriú que a su vez organizaron nuevos grupos que se fueron extendiendo por toda Bolivia. La tarea de conversión, captura de los corazones, inspiración del Espíritu Santo y dotar a los concurrentes de la voluntad de servicio al próximo y la Iglesia cobraba fuerza y fueron los esposos Prudencio Claure que se prodigaban ahora en ambientes juveniles, laborales y llegaron a las minas, en Siglo XX tuve ocasión de participar de ellos por vez primera siendo rector Jorge Rojas Tardío y rollistas Alfonso, Eduardo Bracamonte, Velazco y Alarcón.


El método sicopedagógico estaba dando resultados positivos. Varios colabores del Presidente Barrientos, para nombrar un ámbito, como el malogrado Marcelo Galindo, Juan Ayoroa y otros se contaban entre los militantes “de colores” quiere decir en estado de gracia, amistad con Dios para afrontar los retos por la vida y las responsabilidades de Gobierno bajo la visión del catolicismo.

Como actividad post cursillo se presentó “la ultreya” del salir extra o especial, reunión destinada a la integración de los diversos grupos de cursillistas y ponerlos a realizar actividades comunes con testimonios personales y de abierta crítica a los conferenciantes, con una honestidad y sinceridad poco comunes en la vida de la Acción Católica y menos de las organizaciones eclesiásticas, algo así como el sinceramiento de una nueva forma de predicar el Evangelio y de difundir el enjundioso contenido de la vida sacramental. Allí en primera fila, como fundadores del movimiento en Bolivia estuvieron presentes Pilar y Paulo en forma ejemplar, reuniones que transcurrían entre laicos, casi sin sacerdotes, aunque casi siempre terminaban en una Eucaristía animada por ruidosos cánticos de fervorosos creyentes. No siempre en el mismo ámbito que los templos.

Hacer un recuento de los muchos católicos que estaban alejados de Dios y de su Iglesia y que volvieron al redil con verdadera piedad apostólica, sería muy difícil, lo que sí cabe afirmar es que esta dimensión humana y cristiana de Alfonso Prudencio (alias Paulovich) le da pleno sentido a su vocación periodista, habiendo logrado increíbles resultado que no se perciben a simple vista, pero que están ahí como fruto de su integridad, de su personalidad, de su bonhomía.

 

 

 

 

 

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