Vistas de página en total

domingo, 29 de julio de 2012

no se cansa Evo de repetir que sus verdaderos opositores son los medios. y es que desconoce el rol de la prensa en la sociedad y los quisiera sujetos a sus mandatos como el periodismo oficialista ocultando la verdad. Carlos Valverte (Nota al final del editor)


“En el ámbito televisivo hay una especie de dictadura mediática que impone un histerismo informativo, estos han alterado la noticia”, dijo Álvaro García Linera a Venezolana de Televisión. Por su parte, el presidente Morales no se cansa de gritar que “algunos medios” son la verdadera oposición del Gobierno.
La construcción del mito en el poder requiere un relato que permita a quienes lo construyen estigmatizar primero las voces disidentes y, luego, la información libre. Si un Gobierno controla ambos escenarios no tendrá ninguna traba para manejar el poder de manera totalitaria; de eso hay ejemplos en los autoritarismos de izquierda y derecha a través de la historia.
Al Gobierno le estorban los medios libres por la simple razón de que son más creíbles que él, consecuentemente debe estigmatizarlos para quitarles credibilidad, dado que no los ha podido cooptar. Claro, paralelamente, el Gobierno decidió crear una red de medios audiovisuales y gráficos ‘oficialistas’ y desde ahí se construye, o intenta hacerlo, el relato oficial. El problema para ellos es que los niveles de audiencia en los ámbitos urbanos más poblados, donde está la mayoría de los habitantes del país, son de los medios privados; estos llegan más a la opinión pública que, al estar mejor informada, no ‘compra’ el relato oficial y va quitando su respaldo al Gobierno. Aquello lo incomoda y molesta, es obvio y entendible, pero en democracia las cosas funcionan de esa manera.
El Gobierno no entiende que, para el periodismo de información, las personas son simples sujetos noticiosos, como lo son los deportistas para los periodistas deportivos o las modelos para el llamado periodismo de farándula; no hay, consecuentemente, nada personal contra el poder, salvo la obligación que se tiene de ser crítico con él, por lo que representa.
El periodismo no es ni puede ser oposición porque nunca fue oficialista; se podría asegurar que en el periodismo nunca se quiso ser oficialista, aunque no deben haber faltado las ofertas. El lector debe recordar cuán importante ha sido el rol de la prensa para que se sepan cosas que, si del poder dependiera, hubieran quedado escondidas. Hay ejemplos por montones. Me permito citar dos de los gobiernos más conflictivos del último tiempo: Gobierno Sánchez de Lozada, Sánchez Berzaín y su torpeza violenta en Caranavi para lograr el rescate de los turistas que quedaron varados en ese lugar, por un bloqueo, precipitando la radicalización campesina bajo la dirección del Mallku y la caída de Goni; otro: la violenta represión en Chaparina a los indígenas de la octava marcha en el Gobierno de Evo Morales. En ambos casos no solo nos enteramos por los medios de lo ocurrido, sino que inmediatamente la opinión pública, enterada de los hechos, tomó partido por los agredidos. Los medios habían cumplido su rol; simplemente informaron, no fueron enemigos del Gobierno.
El Gobierno teme al periodismo por lo que se publica, no por lo que este haga, porque ‘hacer’ en política no es rol del periodismo como sí lo es informar.
El poder arma, con mucha torpeza, medios oficialistas o adeptos, comprando o tratando de comprar y ‘contratar’ periodistas para que hablen bien de ellos, sin entender que aquellos que son comprados hoy, lo serán mañana, también por el poder de turno. Los que se venden no hacen periodismo, hacen negocio con el periodismo… pero ese es otro tema. (N.E. a esta altura de la historia el primer ejemplo de verdades que hubieran podido quedar escondidas, relacionada con los hechos de Caranavi en 2003, se sabe que fueron inducidos por el grupo de Mallku y secundados o aprovechados políticamente por Evo y García en su meta trazada de llegar al poder a como dé lugar, provocando muertos para obtener la reacción y derrumbar al gobierno constituído)
(*) Periodista carval@carlosvalverde.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario