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martes, 4 de diciembre de 2012

Humberto con esa franqueza que le es propia propone "agradecerle al Imperio" que permitió destapar la corrupción de los "superabogados" capaces de "meterle nomás" para agradar al Jefazo...buen texto cumpa


Hay quienes dicen que fue el FBI el que movió las piezas para que se produzca el cataclismo que ahora afecta al sistema de corrupción que domina la justicia boliviana.
Otros creen que fue solamente la Academia de Hollywood la que envió a uno de sus premiados para producir este milagro.
Como quiera que haya sido, hay que estar agradecidos con esta “intromisión” del imperio en la política boliviana.
Quizá sea un imperio alicaído, que no se ubica en esta región desde que acabó la guerra fría y no debe competir con el ya derrotado comunismo, pero tiene todavía alguna capacidad de presionar. Y sabe que los remedos de comunismo que han surgido son sólo espejismos provocados por los mercados internacionales.
Debe ser más sutil su accionar, porque los golpes militares ya no sirven y sus empresarios han dejado de interesarse directamente por las materias primas, en vista de que hay otros que lo hacen, y se las venden.
Con la vejez, el imperio está ganando en autoridad. Ya no necesita, por lo menos en esta región, golpear la mesa ni hacer demostraciones con sus portaaviones.
Le basta, como ha ocurrido ahora en Bolivia, enviar a un actor que ha recibido el premio Oscar de la Academia de Hollywood para producir el más grande sacudón que ha sufrido hasta ahora la corrupta justicia boliviana.
Los círculos concéntricos que ha generado este impacto están llegando a nervios muy sensibles del poder político boliviano.
Los abogados conocidos ahora como los “extorsionadores” recibieron “poderes especiales” (lo dijo el ex viceministro Marcos Farfán) para actuar en el caso Porvenir y en la destitución de gobernadores y alcaldes electos.
Era demasiada tentación para estos abogados contar con semejantes poderes sin usarlos para otros fines. Además, creyeron que afectando a un empresario norteamericano estaban ganando méritos ante un presidente que ha declarado guerra al “imperio”.
Ahora llega la duda. ¿Se va a frenar todo este proceso de atropellos? ¿Volverán a sus puestos los gobernadores depuestos y el alcalde de Potosí? ¿Los presos políticos de la guerra contra la “media luna” recibirán un tratamiento justo? ¿Hasta dónde llegará este arrebato de honestidad del gobierno en el manejo de la justicia sin afectar su poder y sus proyecciones?
El gobierno tendría que pedirle consejos al imperio. Es muy bueno también en esas cosa

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