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jueves, 21 de febrero de 2013

la frase recurrente de García Linera, "desorden institucional" causada por el Tribunal Constitucional que reconoció lo incorrecto de quitar autoridades a insinuación de un fiscal...Erika Brockmann


¡Vaya curiosa declaración hecha por el vicepresidente! Confesó su preocupación por el ‘desorden institucional’ provocado por la sentencia constitucional relativa a los artículos de la Ley Marco de Autonomías que desde 2010 propiciaron el alejamiento de autoridades ejecutivas y legislativas de gobernaciones y municipios predominantemente de la oposición. Alarma la frágil memoria vicepresidencial que borró de su registro el conjunto de disposiciones legales inconstitucionales impulsadas por el MAS, provocando caos político y administrativo en casi 100 gobiernos municipales y dos gobernaciones en el país.
El retorno de Joaquino a la Alcaldía de Potosí ha sido un hecho desagradable que motivó una consulta oficial sobre la procedencia de esta reincorporación. Equivocadamente, se alude a la irretroactividad de la sentencia, la misma que es aplicable a las actuaciones administrativas en el tiempo que se “presumía la constitucionalidad de esas normas”, pero que, en ningún caso, impide la reparación del daño y de la violación de derechos políticos que lastimó la democracia.

Otro controvertido hecho tiene que ver con la relección presidencial reavivada por una iniciativa senatorial que plantea la consulta sobre su constitucionalidad. ¿Sorpresa? Para nada, se aprieta el acelerador de una candidatura hace tiempo cantada y que el mismo presidente Morales pidió sea validada por la vanguardia cocalera del país.

Erika en ambas fotos con bufanda y abajo blusa estampada en Cochabamba


El olvido oportunista y la falta de palabra de la cúpula gubernamental son de campeonato. Se desterró de toda memoria oficial las circunstancias críticas que acompañaron la redacción del artículo constitucional transitorio que contabiliza de manera expresa el anterior periodo gubernamental para dar paso a la relección presidencial. El exsenador Borth y el hoy ministro de Gobierno Carlos Romero escribieron la crónica de esos turbulentos momentos. ¿Por qué escoger ese camino que amenaza la idoneidad y frágil credibilidad del Tribunal? ¿Por qué eludir la vía de una reforma constitucional parcial y una consulta popular que la valide? La respuesta la dio el mismo Evo Morales, que –polifacético y elocuente, cual si fuese tribuno constitucional–  dictaminó que la consulta al Tribunal no es necesaria y que estaría habilitado para una nueva elección. Ante la discrecionalidad presidencial que muchos asumen como ley ¿Qué relevancia tiene desgarrarse las vestiduras ante el (des) orden institucional y la violación de la misma Constitución como garante de ese orden?

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