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domingo, 4 de diciembre de 2011

Susana Seleme se refiere a la retahila de epítetos con que SEEM se refiere a los periodistas "sus peores opositores" porque Evo evade, rechaza, censura y castiga a la prensa.

El título corresponde a un cartel de los indignados en España. Vi otro con dos manos dibujadas y un lema: “nuestras armas”. Certeros, ingeniosos, con una carga de dignidad indignada ponen el dedo en la llaga en una crisis producida por el egoísmo insaciable del capitalismo financiero internacional.
Uno habla del pensamiento como forma superior de inteligencia crítica, por eso siempre ‘estorba’ al poder político y al económico. El otro simboliza las manos como armas. Y ambos desde la comunicación y la información reflejan la protesta, la desaprobación y la condena a los excesos de banqueros y políticos.
Pensamiento y manos son las armas pacíficas que utilizan la mayoría del periodismo boliviano para cumplir uno de los más nobles de los oficios en sociedades democráticas: informar, comunicar, analizar, instruir, promover el debate y ser críticos a lo que Karl Deutsch escribió en su libro Los nervios del gobierno. Obra antigua siempre actual pues trata sobre las formas de férreo control político en los procesos de comunicación-información como la mejor forma de dominar-subordinar-adormecer una sociedad.
Esos ‘nervios’ se manifiestan en gobiernos de dudoso o comprobado rechazo a la práctica democrática y plural como el de Bolivia, adicto a evadir, rechazar, censurar y castigar la crítica. Aquí, la mayoría las y los periodistas usan sus manos y su pensamiento como armas contra la desinformación, la censura, la omisión, adulteración y tergiversación de datos que provienen del Estado, del Gobierno y de los aparatos represivos al servicio del poder político. Más bien apunta a los ‘nervios’ que afectan los derechos de los trabajadores de la prensa, su independencia, imparcialidad, libertad de prensa, libre expresión, profesionalismo, veracidad y la transparencia en su oficio de informar y comunicar.
El pensamiento y las manos de los trabajadores de prensa deben ser las armas de repudio contra los impulsos dictatoriales, totalitarios y los ataques a la libertad de prensa y expresión de Evo Morales, que en sus seis años de gobierno los ha calificado como “enemigos”, “instrumentos de la derecha”, “granja de pollos” refiriéndose a conferencias de prensa, o “...ya no son pollos, sino vuvuzelas de Sudáfrica”. En suma son “sus peores opositores”. Parece que Morales nunca leyó lo que dijo la presidente de Brasil, Dilma Roussef: “prefiero una prensa equivocada y gritona a una prensa callada”.
El gobierno del MAS, como casi todos los anteriores, ha intentado e intenta sin desmayo regular a los medios, ‘callarlos’ para ser más claros, si no se someten a los ‘nervios’ del control político centralista-autoritario en los procesos de información y comunicación. Como no lo ha logrado, Morales discutirá el papel de los medios de comunicación, qué se entiende por libertad de expresión, el derecho a la información y a la comunicación en el próximo encuentro plurinacional -Cochabamba 12-14 de diciembre- con sus leales movimientos sociales, cocaleros entre ellos. Es decir, a falta de apoyo social mayoritario -solo tiene cerca de 30% de aprobación- el presidente del Estado y de las 6 federaciones de cocaleros del trópico, convertirán a esos movimientos en legisladores de facto.
Y una vez más, las manos que escriben lo que dictan el pensamiento democrático y la conciencia crítica volverán a estorbar al poder político. ¡Sigamos estorbando!
(*) Máster en Ciencias Política

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