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jueves, 23 de febrero de 2012

lamento disentir con Juan León. una cosa es el derecho a la libre expresión y otra que neófitos, sin ética ni los conocimientos mínimo de radio, se metan de locutores porque todo les dan servido. es un show antes que radiolocución.

El Presidente incursionó ahora en el mundo de la radio, como conductor, y lo hizo con una ventaja cualitativa importante respecto de su competencia. Como Gobernante hace noticia y como conductor tiene garantizada la primicia. En su estreno tuvo también una ventaja cuantitativa pues "Patria Nueva", emisora del Estado, retransmitió el programa íntegro a todo el país. Y el canal estatal mostró su imagen y su auditorio en plena faena. Mejor lanzamiento, imposible.

La cuestión no tiene nada que ver por ahora, con el uso malo o bueno de los medios del Estado ni con las ventajas del Presidente en sus flamantes funciones de conductor de radio. El hecho es bienvenido pues constituye el ejercicio práctico de un derecho constitucional. El Presidente, como cualquier ciudadano, tiene libertad para expresar su opinión por el medio que crea conveniente o esté a su alcance. Y nadie puede coartarle ese derecho, más allá de que cumpla los requisitos de las normas que tienen que ver con las telecomunicaciones, el uso del espacio electromagnético.

Al margen de ese aspecto que entraña aspectos legales y éticos,vale la pena recordar que la comunicación implica también respeto a obligaciones y normas éticas y de conducta. Y la práctica de conceptos técnicos básicos que son muchas veces más complejos que la simple facilidad de hablar frente a un micrófono o una pantalla. La teoría de los mensajes lo enseña, pero ese es otro tema, que hoy no viene al caso. Pero el tema de fondo es que el Presidente abrió la posibilidad de conducir su propio programa de radio. Nadie puede negar que ese hecho no constituye novedad alguna. Se inspira, como otras cosas que hace, en el ejemplo de su colega venezolano Hugo Chávez, que dirige semanalmente su propio programa. Pero adquiere relevancia por las especiales circunstancias en que ocurrió. En nuestro país hay gente interesada en ponerle cortapisas a las libertades de expresión, opinión e información, en función de sus propios objetivos políticos. Y aunque el Presidente dijo unos días antes, formalmente, que él personalmente no tiene interés en promover ese tipo de normas, implícitamente dejo abierta la puerta a que lo hagan esas gentes a título de movimientos sociales. La tendencia totalitaria, lamentablemente, está siempre presente pese a las duras lecciones de la historia. Desde esa perspectiva, "Kawsachun coca" ("Que viva la coca") es buena muestra de que cualquier sector puede crear su propio medio de comunicación en función de sus específicos intereses. Que el Presidente sea conductor de su propio programa es también práctica efectiva de derechos constitucionales: libertad de expresión, de opinión y de información, que son de todos los ciudadanos y que, como tales, deben preservar todos sin excepción. Ese es el punto central para decirle "bienvenida la competencia". (Autor Juan León Cornejo y publicado en OPINION. la foto de nuestro archivo)

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