¿Es S.E. un hombre de buen humor o un chacotero? Porque el humor requiere de agudeza, de ingenio, de oportunidad para decir las cosas. Él es en el fondo un chacotero, una persona que se divierte bulliciosamente cuando está con sus bases, burlándose de algo o de alguien. El vicepresidente fue, por ejemplo, blanco de sus pullas, cuando se trataba de su relación con el sexo opuesto. Tanto lo tomó a la risa que lo hizo casarse y ahora le está preguntando en público cuándo tendrá hijos. Pronto el ‘vice’ va a anunciar que va a ser papá, pero solo para que S.E. no lo tome a la chunga.
Su chacoteo está destinado, por lo general, a las mujeres. Tiene una especial predilección para chancearse con las dirigentes campesinas, sus ministras, con el ‘género’, como está de moda decir. Y también con el sexo. Le provoca grandes sonrisas de placer bromear a costa del sexo y de las hembras, lo que no quiere decir que sea ofensivo con ellas, pero lo divierte hasta las lágrimas, como esas coplas memorables por su mal gusto del carnaval del año pasado.
No sabemos si ha sido humor, chacota o un brillante chispazo de estadista afirmar que Bolivia es una nación poco poblada y que, por lo tanto, habría de desechar el preservativo y dedicarse a producir hijos. Ha habido naciones que a lo largo de la historia promovieron su crecimiento demográfico, porque querían más hombres para la guerra o más brazos para el trabajo. Pero si S.E. tiene alguna idea seria sobre una repoblación en Bolivia, debe ser muy cuidadoso porque los bolivianos somos muy ingenuos y, por tanto, crédulos al extremo.
Tan cándidos somos que muchos compatriotas le han creído a S.E. y ojalá que esto no vaya a producir una hiperinflación de hijos, que, para colmo, no van a nacer en el mejor de los mundos. No es poca cosa que nada menos que el diputado Lucio Marca, cuyo nombre sonaba hasta como para presidente de la Cámara Baja, haya expresado, con toda solemnidad, que en el MAS se está estudiando una ley para multar a las mujeres sin hijos. Cobrarles impuesto, ha sido el término que utilizó. Y exonerar de impuestos a las señoras –o señoritas– que alumbren como conejos.
¿Es esto serio o es chacota? Hay que aclararlo. Porque cuidado que, sin condón, desde ahora empiece la producción indiscriminada de críos, con los riesgos consabidos de contagios venéreos y de sida que pueden gestar un pueblo enfermo que no sirva para la guerra ni para el trabajo
El Deber – Santa Cruz
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