“Cuando no recordamos lo que nos pasa, nos puede suceder la misma cosa. Son esas mismas cosas que nos marginan, nos matan la memoria, nos queman las ideas, nos quitan las palabras”.
Don Evo estuvo en los festejos de Santa Cruz y fue muy claro al advertir a los empresarios que se dediquen a ganar plata; a hacer empresas, “grandes y medianas”, pero que no hagan política. “Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia: la verdadera historia, quien quiera oír que oiga” (Litto Nebbia).
El presidente marcó la cancha de manera muy clara: dejó sentado (quien quiera oír que oiga) el hecho de que por su Gobierno pasa la posibilidad de las exportaciones cruceñas y, fundamentalmente, de mantener la propiedad de las tierras productivas y el saneamiento de las mismas. De manera que el ‘recordatorio’ no cae ‘en saco roto’, sino que suena a amenaza, así los empresarios no asuman, de manera pública, que el discurso fue precisamente eso: una amenaza directa (antes de la llegada del presidente a Santa Cruz, se desarticularon las tomas de tierras; una se rearmó el día que se fue).
A decir del presidente, ser invitado a la Fexpo marcó profundamente su relación con Santa Cruz; ahora, esta relación es, dizque, diferente. Al parecer, el solo hecho de haber sido invitado le ha permitido entender las necesidades y el potencial de este departamento, como si Santa Cruz fuera solo septiembre y no se trabajara el resto del año (no es la primera vez que él abre la actividad, y los festejos que se organizan antes del 24 precisamente para que él pueda estar presente). Menos mal que solo tuvieron que pasar ocho años para que ocurra tal cosa; supongo que podremos respirar un poco menos incómodos y pensar que, tras de una semana en el aire y carreteras cruceños, el presidente del Estado Plurinacional, al fin, ha podido conocernos.
A ver qué pasa en el futuro. Personalmente, no creo que más allá de los intereses particulares, el presidente haya logrado mucho más. Pero eso es lo de menos, ya lo veremos en las elecciones… Yo sigo creyendo que hay otra historia, que no necesariamente pasa por lo que muestran las élites
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