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viernes, 3 de octubre de 2014

Humberto Vacaflor aborda el delicado caso de la libertad de expresión y los intentos, de García Linera de limitar el trabajo del periodista, lo escrito por The Economist, y el sensible caso del asesinato de Hanelí, que ahora vuelve a la palestra con fuerza brutal.

Algo sabrá de Bolivia la revista británica The Economist que ha dicho esta semana: “el gobierno boliviano tiene en el puño a los medios de comunicación”.
Esta frase se publicó por las horas en que el periodista Jorge Áñez, de Red UNO de Tv, denunciaba al aire que el gobierno pasó a ese medio la lista de los temas autorizados para ser tocados en una entrevista con el vicepresidente.
El joven periodista hizo la revelación y luego dijo que a él le gustaría tocar temas no autorizados, no incluidos en esa lista, como el narcotráfico y la corrupción.
Se nota que Jorge está hecho de una buena madera y que se sentía humillado al tener que participar en una farsa como la que proponía el gobierno.
Y ha venido a revelar que hay por lo menos dos temas tabú para el gobierno: el narcotráfico y la corrupción, aunque ahora se podría añadir a esa lista el “caso Rozsa”.
A las pocas horas, el teniente Juan José Laguna, ahora refugiado en Brasil, reveló que la periodista Analí Huaycho fue asesinada el 11 de febrero de 2013 por Jorge Clavijo, un policía que luego se esfumó, porque ella sabía mucho del caso “terrorismo-separatismo”.
La lista de los temas prohibidos por este gobierno es muy pero muy grande. El “proceso de cambio” ha cambiado tanto a los medios audiovisuales del país y ha comprado a la mayoría de los escritos. Los canales de Tv han tenido que convertir los espacios informativos en oportunidades para el entretenimiento.
De las temáticas mencionadas por Jorge la lista de subtemas es larguísima. En el caso del narcotráfico habría que hacer un elenco tan largo como una guía telefónica. La muerte de los esposos Andrade debería encabezarla, seguida por la participación de las FARC en la “guerra del Chapare”, los misteriosos vuelos de aviones hércules entre Bolivia y Venezuela, los nexos con narcotraficantes extranjeros…
En el tema de la corrupción los detalles no cabrían en una enciclopedia. Lo saben los medios audiovisuales que recibieron jugosos contratos de publicidad para ponerle sordina al caso del contrato BoA catering, en que están comprometidos parientes del vicepresidente.
Si los temas tabú hubieran sido tratados por los medios audiovisuales, en este momento las encuestas electorales mostrarían otras tendencias.
En un puño, dice The Economist.

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