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sábado, 19 de diciembre de 2015

Lupe Cajías que al parecer saludó la aparición de TELESUR muestra hoy desilusión y frustración por cuando lo que pudo haber sido un auténtito instrumento mediático para nuestro continente, necesitado sí de un vocero que proclamase los ideales colectivos de Democracia, Justicia, Desarrollo y que el chavismo convirtió en mero instrumento de propaganda sostenido con recursos del ALBA camino de extinsión.

El saldo negativo del populismo del siglo XXI tiene al menos tres componentes con un altísimo costo para el desarrollo de la región: la captura del Estado por las mafias del circuito coca-cocaína; la acelerada desinstitucionalización de la administración pública, particularmente de la administración de justicia, y la cooptación de la prensa.

El canal internacional Telesur es una muestra de los límites de la comunicación ideologizada y altamente dependiente de un gobierno de turno. Esta propuesta fue diseñada inicialmente con el impulso de la teoría latinoamericana de comunicación con el objetivo de romper el desequilibrio informativo mundial, pero fue usada y abusada por el chavismo y sus adláteres.

Telesur se presentó con un equipo de experimentados periodistas y teóricos y una programación que contemplaba la difusión de la cultura latinoamericana, historias de los movimientos obreros, biografías de patriotas que no son tomadas en cuenta por las cadenas corporativas. Además se relacionó con empresas alternativas en otros continentes, sobre todo Asia, para difundir versiones bien diferentes a las de CNN sobre los conflictos más complejos.

Sin embargo, pronto los noticiarios, los programas de análisis y las transmisiones directas de todas las actividades de Hugo Chávez y de sus amigos Evo Morales y Cristina Fernández eran una contradicción con la ‘comunicación alternativa’. El canal financiado por el Gobierno venezolano distorsionaba la realidad local y ocultaba las protestas populares, como el caso del Tipnis. O, por ejemplo, en vez de mostrar a Mauricio Macri el día de su victoria, difundió imágenes del resultado de otras elecciones, en las que él aparecía de amarillo mientras los otros canales lo mostraban con camisa azul y, obviamente, las palabras eran para otra ocasión.

Seguramente, una de las próximas investigaciones de la nueva Asamblea Legislativa venezolana será el caso del dinero gastado por la cadena chavista. ¿Cuánto dinero dio el poder chavista a periodistas oficialistas en diferentes países de la ALBA? ¿Qué famosos comentaristas se beneficiaron con esos pagos? ¿Dio Venezuela dinero al canal estatal boliviano? Además de la radio de los cocaleros, ¿qué otros medios ‘comunitarios’ recibieron fondos venezolanos?

Telesur, la cooptación de periodistas, las clausuras o la compra de medios, las amenazas y los exilios de periodistas no lograron revertir las victorias de los opositores al populismo. Entonces, también quedan las preguntas: ¿cuán poderosos son realmente los medios de comunicación de masas? ¿Pueden esconder la realidad

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